Comité Central del Partido Comunista Revolucionario (PCR) – Brasil

VI Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina

Quito, 15 al 19 de julio de 2002

La Guerra Imperialista, Terrorismo y La Respuesta de Los Trabajadores y Los Pueblos

Compañeros y Compañeras,

El Partido Comunista Revolucionario, PCR - Brasil, saluda a todos los partidos y organizaciones revolucionarias presentes en este 6º Seminario y, en especial, al Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador, PCMLE por la actuación firme de sus militantes en la lucha por el poder popular e el socialismo en Ecuador e el mundo.

Los verdaderos objetivos de las guerras imperialistas

"Existen guerras y guerras. Son posibles también guerras revolucionarias. Por eso es necesario decir con toda exactitud que en este caso se trata precisamente de la guerra imperialista. Eso se subentiende, pero para evitar falsas interpretaciones, para que no se subentienda, hay que decirlo abierta y claramente" (Lenin, OC, t.34).

Entonces, los países imperialistas hacen la guerra para controlar el petróleo, el oro, el cobre, el agua, en fin, las riquezas minerales y naturales de los pueblos, las materias primas, y dominar a los mercados. Examinemos las razones para las guerras imperialistas de los últimos años.

El petróleo del Asia es el objetivo mayor de la guerra imperialista contra Afganistán

Cuidar del uranio, del gas y del petróleo del Afganistán es uno de los intereses del imperialismo norteamericano e inglés, con la guerra contra el Afganistán. Por lo tanto, uno de los objetivos para esa agresión es el de apoderarse de las riquezas de ese país. De hecho, las grandes compañías petroleras del mundo, norteamericanas e inglesas (Shell, Exxon-Mobil, Texaco, etc.), dueñas de casi todo el petróleo existente en el mundo, siempre desearon controlar el óleo del Asia. Aunque es un país pobre, Afganistán posee varias riquezas minerales, inmensos campos de gas natural, de uranio y hasta de petróleo, que hasta hoy aún no han sido explotados. Además, Afganistán se encuentra ubicado en una región estratégica en el Asia Central. En ella se encuentran países que poseen cantidades gigantescas de petróleo en el interior de sus suelos. Son ellos, los cinco países de la cuenca del Mar Caspio (Azerbaiján, Cazaquistán, Irán, Rusia y Turkmenistán). Para tener una idea de la fortuna de esos países, basta ver que los de la cuenca del Caspio poseen reservas calculadas en 200 miles de millones de barriles de petróleo y que apenas Azerbaiján y Cazaquistán poseen más petróleo y gas que todos los países del Golfo Pérsico. Por su parte, algunas de las compañías norteamericanas tienen acuerdos multimillonarios con esos países para explotar sus reservas.

Y más: la guerra es la manera más rápida que los capitalistas tienen para impulsar la malherida economía mundial, en particular la de los EEUU. Entonces, en la época del imperialismo, la guerra es la manera más eficiente de sacar a las economías capitalistas de la crisis. Por eso existen tantas guerras en el mundo, con los gobiernos burgueses siempre aprovechándose de pretextos para declarar otras nuevas.

Solo en la guerra contra Yugoslavia, el gobierno norteamericano ha gastado más de US $12 miles de millones, y quien ha lucrado ha sido el complejo industrial-militar de las grandes potencias. O sea, los magnates de la industria de armas lucraron miles de millones de dólares con la devastación de Yugoslavia.

Tan solo empezó la guerra contra Afganistán, las acciones de varias empresas norteamericanas fabricantes de armas (caso de las empresas Lockheed, Northrop, General Dynamics, entre otras) subieran rápidamente en la bolsa de valores. De esta forma, 29 días después de que empezaron los bombardeos contra el pueblo de Afganistán, el valor de las acciones de esas empresas subió en promedio 41,69% en la bolsa de Nueva York. Los pedidos de bienes durables subieron 12,8% en octubre de 2001, impulsados por la compra de productos relacionados a la industria de la guerra. Desde 1992 fue el mayor crecimiento.

Las grandes compañías norteamericanas beneficiadas con las guerras imperialistas son Raytheon, fabricante del misil Tomahawk; Lockheed Martin, que desarrolló el sistema de mísiles Patriot; Boeing North American, especializada en detección de blancos; Northrop Grumman, fabricante de aviones; Atlantic Research, que fabrica motores de cohetes; Honeywell, montadora de sistemas de búsqueda; Motorola, que fabrica resistores; y la UDS, que adapta y reforma buques militares.

Además de todo eso, los gastos militares de los Estados Unidos eran, hasta antes de que empezara la guerra, de US $291,2 miles de millones. Después de los atentados al WTC saltaron para US $329 miles de millones y, en abril de 2002, pasaron para 379 miles de millones. Así, en pocos meses, el presupuesto para el área militar, ha tenido un crecimiento de US $90 miles de millones, todo eso por una guerra contra un país donde mitad de su población es de hambrientos. Conclusión: los monopolios de la industria bélica norteamericana fueron los grandes beneficiados de los atentados de septiembre de 2001 en los EEUU.

Por qué la guerra imperialista contra los pueblos palestinos e iraquíes

En la lucha por el control de las fuentes de la materia prima, se destaca la lucha al rededor de la materia prima del mundo, el petróleo. La región del Golfo Pérsico posee cerca de la mitad de las reservas mundiales de petróleo; apenas Irak posee aproximadamente 10% de estas. Del total de petróleo consumido en los EEUU, cerca de 10% provienen de la región del Golfo Pérsico. Someter a Irak es controlar reservas estimadas en 200 miles de millones de barriles de petróleo. De esa forma, la razón de que los EEUU emprendan la guerra contra Irak no es otra sino la de apoderarse de las reservas de petróleo de ese país, para satisfacer los intereses de sus monopolios. Así pasa en el Medio Oriente y en el Asia Central, donde se encuentran los mayores yacimientos de petróleo del mundo y los EEUU quieren mantener el control del flujo de petróleo proveniente de aquella región.

Entonces, la razón fundamental para la guerra contra el pueblo palestino es de que Israel se ubica en la zona geoestratégica más importante del mundo para los intereses del capitalismo estadounidense. Además, el Estado de Israel ha sido seguidamente encargado por los EUA de enseñar las más avanzadas técnicas de tortura y de entrenar a los escuadrones de la muerte de varios gobiernos represivos, como lo ha hecho en América Latina en los años 70 y 80, y – todo lo indica – está nuevamente haciéndolo.

En realidad, Israel nunca habría podido colonizar y subyugar a la Palestina si no tuviera el apoyo incondicional de la mayor potencia militar del planeta, los EEUU, y de los demás países imperialistas. De hecho, Israel ocupa el primer lugar entre todos los países que reciben ayuda financiera y militar por parte de los EEUU; anualmente representan tres mil millones de dólares. Pero no es apenas eso: Alemania y Francia son, después de los EEUU, los dos países que más exportan material bélico para Israel.

El terrorismo imperialista contra los pueblos de la América Latina

Hace mucho tiempo que los EEUU realizan, financian y ejecutan intervenciones y golpes en las Américas. Colombia, Venezuela, Ecuador, México y Brasil son, sin lugar a dudas, las víctimas que sufren más con la intervención abierta de los EEUU en los últimos años.

Denuncia del Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ) indica que la presencia norteamericana en Colombia es actualmente mayor que lo que ha sido en El Salvador en 1980. El ejército colombiano, por ejemplo, ha recibido por parte de los EEUU, en 2000, US $70 millones, y en 2001, ese número saltó para US $519,2 millones. Tres grandes transnacionales, BP, OXY y Total invirtieron enorme volumen de dólares. La empresa BP contrató los servicios de 500 soldados y de 50 oficiales del ejército colombiano para proteger sus instalaciones petroleras (Resumen, marzo/abril de 2001). De ese modo, el Plan Colombia fue impulsado por un lobby de empresarios norteamericanos interesados en las reservas petroleras de Colombia.

De México, entre 1984 y 1992, 512 soldados fueron enviados para hacer entrenamiento en los EEUU. Desde 1996 los EEUU ya han dado clases para 4.000 militares mexicanos. Es importante recordar que la Escuela de las Américas, dirigida hacia la formación de oficiales de los ejércitos latinoamericanos en el combate a la revolución, fue reabierta y rebautizada como Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad. Todo eso sucede al mismo tiempo en que se implantan bases militares en nuestro continente, como es el caso de la instalación de la base de Manta, en Ecuador, y de la base de Alcántara, en el Nordeste del Brasil, y se organizan golpes militares en Venezuela y en Argentina. En ese sentido, la presencia militar y los gastos militares de los EEUU en América Latina han crecido en los últimos años, quien sea en la provisión de armas, equipamientos, asistencia técnica en el área de inteligencia o realizando entrenamientos en todos los países. Oficialmente fueron entrenados, en 1988, 5.400 militares en varios países (los EEUU tienen bases militares en Turquía, Arabia Saudita y en Europa; apenas en Corea del Sur y en Japón se encuentran cerca de 100 mil militares).

La verdad es que, sea por el agravamiento de las contradicciones antiimperialistas, sea por motivo de sus fantásticas riquezas minerales, naturales y de su gigantesco mercado, América Latina es hoy una de las principales áreas de codicia por parte de los países imperialistas. De esa forma, el monstruoso Plan Colombia está lejos de ser apenas la intervención de los EEUU en un país o en los asuntos internos de Colombia. Se trata de una estrategia puesta en marcha para establecer el total y completo dominio de América Latina por los monopolios capitalistas norteamericanos. Y parte de esa estrategia es la creación de nuevas bases militares con la finalidad de garantizar la viabilización de la ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) al mismo tiempo en que se busca aniquilar el avance y crecimiento de la lucha revolucionaria del pueblo colombiano.

El golpe de estado pro-imperialista de abril en Venezuela, financiado y dirigido por los EEUU, ha dejado claro que la política del imperialismo norteamericano para garantizar y profundizar su dominio en América Latina pasa por la implantación, una vez más, de dictaduras militares abiertas para garantizar sus intereses en la región. En ese sentido, para reforzar la política de implantación de dictaduras militares, el Banco Mundial divulgó, en junio de 1999, después de realizar "encuesta" en 80 países, un informe en el cual una de las conclusiones es la de que "no hay evidencias que indiquen que la democracia ayude más a los pobres".

No apenas eso. Revela también que el verdadero papel que cumplen los medios de comunicación en nuestros países, es decir, el se servir a la propaganda de la burguesía internacional y de la gran burguesía nacional contra el pueblo y los intereses nacionales. Por lo tanto, solamente las luchas populares y los trabajadores en las calles pueden de hecho derrotar la burguesía y conquistar el socialismo.

La guerra imperialista contra Yugoslavia

EEUU, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y otros 14 países, todos comandados por el imperialismo norteamericano, bombardearon al pueblo de Yugoslavia durante más de dos meses, bajo el pretexto de defender los derechos del pueblo albanés del Kosovo. Los verdaderos intereses defendidos en esa guerra fueron, en primer lugar, los intereses de los monopolios de la industria bélica de los países imperialistas, y en segundo, los intereses políticos y económicos de los países imperialistas, en particular los EUA y Alemania, de extender su dominio sobre los Balcanes. Antes, esa región era formada por países socialistas que integraban el Pacto de Varsovia, pacto que se oponía a los países capitalistas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El real interés del imperialismo, por lo tanto, no ha sido el de defender la población del Kosovo, sino apoderarse de las riquezas ahí existentes. Los Balcanes son ricos en petróleo y poseen grandes yacimientos de cromo, níquel, cobre, oro y platino. Lo que pretenden los EEUU, Alemania y otros países imperialistas, es apoderarse de esas riquezas y explotarlas de acuerdo con sus intereses. Y para concretar este objetivo, necesitan implantar un gobierno títere en Yugoslavia, es decir, un gobierno sumiso a los monopolios y a los bancos internacionales. En otras palabras, los gobiernos y los países imperialistas, de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y EEUU realizaron la guerra contra el pueblo yugoslavo para satisfacer sus intereses de pillaje.

Otro objetivo buscado con la guerra imperialista contra Yugoslavia fue extender los límites de la OTAN hasta la frontera con Rusia, para en seguida, subyugarla totalmente. Ya no es novedad que los EEUU quieren ejercer un control aún mayor sobre todo el continente europeo. Entonces lo que está por detrás de esa geopolítica del imperialismo es el dominio hegemónico del Mar Mediterráneo, el control de la región de los Estrechos (Estrecho de Bósforo, Mar de Marmara y Estrecho de Dardanuelos) y del Mar Negro, dentro de la perspectiva de una Tercera Guerra Mundial.

Aparentemente Alemania y los EEUU han hecho un pacto para definir civilizadamente sus respectivas esferas de influencia y decidir quién coloniza qué en la región de los Balcanes. Pero se han equivocado quienes piensan que ese pacto va a durar para siempre y que tanto los EEUU como Alemania lo respetarán "hasta la muerte". La intensa participación de Alemania en esa región desde la guerra de la Bosnia deja claro cuales son los intereses del imperialismo alemán en los Balcanes.

En realidad, el imperialismo, en su etapa superior y última, se caracteriza, como dijo Lenin, por ser reaccionario en toda la línea. En ese sentido, la violencia y la guerra son partes inseparables del capitalismo en esa época. Aún más: bajo las condiciones de la crisis general del capitalismo, los círculos imperialistas buscan resolver la caída de la tasa de ganancia, la reducción de los mercados y la escasez de materias primas, por medio del aumento de la esclavización de los pueblos dependientes y de una feroz explotación de los trabajadores. Para tanto, necesitan militarizar cada día más a los Estados, o sea, necesitan al fascismo. De hecho, como muy bien lo ha definido Dimítrov, "el fascismo es la dictadura terrorista más descarada y más imperialista del capital financiero" (Dimítrov, La Unidad Obrera contra el Fascismo). Por eso presenciamos, en una serie de países (Francia, Italia, Alemania, EEUU, Holanda, Austria, entre muchos otros), el aparecimiento de cada vez más gobiernos fascistas. Es importante recalcar, sin embargo, el papel de tropa de choque del fascismo mundial que cumple el dictador de los EEUU, George W. Bush. De hecho, al incrementar enormemente los gastos militares, financiar y articular golpes militares, intervenir en varios países y desencadenar guerras imperialistas en todo el planeta, el dictador de los Estados Unidos es la cabeza de lo que hay de más reaccionario en el capitalismo en el terrorismo mundial.

La guerra imperialista moderna es por el control del petróleo y de las fuentes de materias primas estratégicas

Pero no es por nada todo ese interés del imperialismo norteamericano por el petróleo, principal materia prima para el funcionamiento de la economía mundial. Los EEUU, Europa y Japón consumen 52% del petróleo extraído en el planeta, aunque abriguen apenas a 13% de la población mundial. Apenas en los Estados Unidos se consumen 25,5% de la producción mundial de petróleo. Y más: los EEUU poseen reservas suficientes para diez años más, y su producción ha caído desde 1999 (Review of World Energy).

Lo más grave es, sin embargo, que si se mantiene el consumo actual, la previsión es de que, en 2020, se agotarán dos tercios de las reservas de combustibles fósiles del planeta. En una economía donde varios sectores – compañías aéreas, industrias de automóviles y de adubos generadores de energía eléctrica (en los EEUU la principal fuente de energía son los combustibles fósiles) – bajar el precio del petróleo es vital para sacar al país de la recesión.

También, es importante recordar que Venezuela es el cuarto mayor productor mundial de petróleo y que 75% del proceso de refino y comercio de este producto se encuentran en manos de tres empresas monopolistas, la Exxon-Mobil (norteamericana), la BP Amoco (angloamericana) y la Shell (anglo-holandesa).

He aquí, entonces, la verdadera razón de la voracidad de las grandes compañías de petróleo y de los países imperialistas: la dominación de países para tomar posesión de las fuentes de esa materia prima estratégica para la economía mundial.

El capitalismo aumenta el número de guerras en el mundo

Con la economía capitalista cada vez más dependiente y subordinada a la industria de armas, las guerras crecen en número e intensidad por todo el planeta. Apenas en la última década del siglo XX murieron en conflictos armados dos millones de niños, cinco millones de ellos quedaron inválidos y otros 12 millones perdieron sus casas. A cada mes, más de dos mil personas mueren o se tornan invalidas por explosiones de minas.

Es decir, presentan las guerras como guerras "humanitarias" cuando en realidad son guerras por intereses estratégicos y económicos, son guerras imperialistas. Si bien que hasta el no sospechoso Banco Mundial (BIRD) después de analizar 47 guerras ocurridas en el mundo desde 1965, llegó a la conclusión de que cuando una de las principales fuentes de riqueza de un país es la exportación de una materia prima no elaborada, el riesgo de conflicto es máximo (El País, 16/06/2000).

Estos son, por lo tanto, los verdaderos motivos para las guerras imperialistas que hoy se desenvuelven en el mundo. Motivos que los poderosos y mentirosos medios de comunicación burgueses intentan esconder en sus desinformados noticiosos. Cuanto más guerras exploten, cuando más bombardeos ocurran, mayores serán las ganancias de los monopolios. No importa, como nunca les ha importado a los capitalistas y a sus gobiernos, si mueren niños, si escuelas son bombardeadas, si todo un pueblo es destruido. Es decir, los capitalistas dueños de las industrias de armas son, además de vampiros, asesinos crueles, sanguinarios, fríos y calculistas, son verdaderos terroristas de saco y corbata.

El imperialismo capitalista y la revolución socialista

"La furiosa lucha entre los grupos capitalistas es el resorte propulsor de las guerras imperialistas, es decir, de las guerras por la conquista de territorios ajenos y lleva a la mutua debilitación" (Stalin, Fundamentos del Leninismo).

Como demuestra la historia de la humanidad en sus últimos cinco siglos, los capitalistas siempre defendieron con toda la violencia su "derecho" de seguir explotando al pueblo. A los pueblos que se levantaron contra esa dominación, el imperialismo les hace una guerra permanente para impedir que se liberten. Pretender, pues, que la burguesía ceda pacíficamente el poder y los medios de producción que se encuentran bajo su control es una vana ilusión. Seguramente no hay otro camino para acabar con la explotación y defender los intereses de los trabajadores contra los explotadores, sino realizar una revolución.

Por eso, a cada día queda más evidente para los trabajadores que es imposible libertarse contra esa feroz y brutal explotación, sin una lucha decidida y sin realizar una revolución contra la base que la ha generado e hizo nacer ese sistema mundial de esclavización financiera, o sea, el capitalismo. Por eso Lenin, al sintetizar en una frase todo su análisis sobre la época del imperialismo, afirmó: "El imperialismo es la antesala de la revolución social del proletariado". De hecho, las contradicciones del capitalismo y en particular la contradicción entre la burguesía y el proletariado, tornan al socialismo la única alternativa para solucionar la crisis y salvar a la humanidad.

Por eso, es indispensable también la construcción de un destacamento de vanguardia de la clase obrera, un partido que marche adelante, que sea templado en el fuego de la lucha de clases y haga un rescate vivo de la verdadera doctrina revolucionaria de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Un partido que dirija su trabajo para que la clase obrera y las masas populares tomen conciencia de la necesidad de la revolución y de la toma del poder.

Camaradas,

Como continuadores y herederos de la Comuna de Paris de 1871, de la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917, que estableció el primero y victorioso Estado de obreros y campesinos del mundo, de la heroica Revolución Cubana de 1959 y del Levante Popular de 1935 en Brasil, estamos convocados a emplear lo máximo de nuestras fuerzas para llevar adelante la lucha por la liberación del pueblo brasileño y por la construcción de la verdadera democracia en nuestro país, el socialismo. Seguramente, es este papel el que cada uno de los militantes del Partido Comunista Revolucionario, el partido fundado por el héroe de los trabajadores, Manoel Lisboa de Moura, cumplirá.

El comunismo vive! Viva el comunismo!

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