De En Marcha
Órgano Central del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador
19-25 de enero del 2001

Crece la lucha de los pueblos en América del Sur

En diciembre del año pasado y con el auspicio del Partido Comunista Revolucionario de Argentina (PCR), se realizó una nueva reunión de organizaciones revolucionarias de Sur América, en la que se debatió de forma fraternal sobre el avance de la lucha contra el capitalismo y por la liberación social y nacional.

Los resultados de este debate se encuentran en la declaración final, la que por su importancia reproducimos a continuación.

Los pueblos y naciones de Sudamérica enfrentan crecientemente la ofensiva contrarevolucionaria del imperialismo.

La ofensiva contrarevolucionaria del imperialismo se presenta con la cobertura de la "globalización" y la aplicación de las políticas denominadas "neoliberales". Se ha agravado al máximo la dependencia de nuestras naciones y la expoliación de nuestros pueblos, en beneficio del imperialismo y las clases dominantes nativas subordinadas a él. La explotación de las masas trabajadoras de la ciudad y el campo ha sido llevada al extremo, así como el saqueo de nuestras riquezas y el sometimiento, en todos los órdenes, de nuestros países.

Decenas de millones de obreros y campesinos han sido arrojados al hambre y la desocupación, forzados a emigrar a las grandes ciudades o al extranjero por la falta de trabajo o de tierra, obligados a trabajar por jornales de 1 o 2 dólares diarios, sin cobertura de salud, ni de educación para sus hijos, ni posibilidades de retiro a la vejez.

La mayoría de nuestros países son saqueados por deudas externas ilegítimas y usurarias y privatizaciones escandalosas. Las naciones del subcontinente están siendo atadas a convenios con el FMI, BM y otras instituciones imperialistas que regulan nuestras economías en beneficio de los monopolios e intereses de las grandes potencias. También, en muchos casos, a pactos diplomáticos y militares que humillan nuestras soberanías nacionales, convirtiendo a nuestros países en piezas de un tablero que controlan los imperialistas.

La elevación de las tasas de interés por el imperialismo yanqui desde comienzos de 1994, pasando en poco tiempo del 3 % al 6 % anual, trajo en 1995 la llamada "crisis del Tequila", con consecuencias desastrosas para toda Latinoamérica. No se había salido de ella cuando, a mediados de 1997, estalló la crisis en el sudeste asiático y Corea del Sur, propagándose al resto del mundo como parte de una crisis más profunda en el proceso de acumulación capitalista a escala mundial. El derrumbe de los mercados del este europeo y Rusia, a mediados de 1998, con sus repercusiones en los demás centros de poder imperialista, volvió a mostrar que la crisis es mundial y que ningún país ni continente pueden escapar a ella, cortándose en lo inmediato por los eslabones más débiles del sistema capitalista imperialista. En enero de 1999 se desmoronó el real brasileño, golpeando al Mercosur y haciendo entrar a toda América del Sur en la prolongada depresión que hoy vivimos.

La crisis económica actual es una crisis del sistema capitalista imperialista mundial, una crisis de sobreproducción relativa y un exceso relativo de capitales, que exacerba todas las contradicciones. Se agudiza la contradicción entre la burguesía y el proletariado, se agudiza la contradicción entre el puñado de naciones imperialistas y las naciones y pueblos oprimidos y se agudiza la contradicción entre los distintos monopolios y entre las distintas potencias imperialistas. Japón sigue "atrapada" por la "indigestión" capitalista que arrastra desde el estallido de su burbuja financiera a comienzos de los ´90, Rusia no logra recuperarse de su retroceso, tampoco la Unión Europea las tiene todas consigo y la crisis comienza a golpear a las puertas de los Estados Unidos, a los que se agrega la indefinición hasta el momento de los resultados de la elección presidencial norteamericana, que ha desnudado la falacia de la tan mentada democracia yanqui.

La crisis económica mundial golpea con particular fuerza a los países dependientes como los nuestros, y nos golpeará aun más, empeorando las ya precarias condiciones de vida y de trabajo que padecen centenares de millones de personas. Pero la crisis, simultáneamente, crea las condiciones objetivas que permiten a los partidos políticos del proletariado y a los revolucionarios impulsar gigantescos movimientos de masas de contenido liberador. Su triunfo dependerá de que al calor del combate de masas se forjen, consoliden y crezcan las vanguardias proletarias capaces de llevar al triunfo esas luchas, única forma de evitar que esos movimientos se frustren o terminen siendo aprovechados por distintos sectores burgueses.

La naturaleza rapaz y represiva del imperialismo lo empuja a descargar sobre nuestras naciones la crisis que corroe sus entrañas. En esta línea el imperialismo yanqui ha lanzado una ofensiva con el objetivo de reforzar su hegemonía, desplazar de la región a las potencias imperialistas rivales pretendiendo aplastar la creciente rebeldía de nuestros pueblos y naciones.

Con el lanzamiento del "Plan Colombia", Estados Unidos intensificó su injerencia directa sobre ese país y su presencia militar en la región; plan cuya aplicación será "controlada" directamente por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas norteamericanas. Con ello, EE.UU. apunta a suplir la pérdida que le significó el retiro de su base en el Canal de Panamá, acabar con la insurgencia guerrillera colombiana, impedir nuevas sublevaciones populares en Ecuador, contener y amenazar el proceso de resistencia al imperialismo yanqui abierto en Venezuela (que ha estimulado la revitalización de la OPEP). De esta manera, Estados Unidos trata de asegurarse el control de la Amazonía –y a través de él de su biodiversidad y de uno de los mayores reservorios de agua dulce del mundo- y de las tres grandes cuencas de América del Sur (Amazonas, Orinoco y Paraná). Además, con el pretexto de eliminar el cultivo de coca, buscan controlar el tráfico de drogas (de las que son los principales consumidores mundiales), tener el manejo del lavado de narcodólares (lavan más de 500.000 millones de dólares por año), y dominar el petróleo de la región norte de América del Sur. Apoyándose en ese dispositivo estratégico, aspiran a imponer el Tratado de Libre Comercio (ALCA) y la dolarización en la región. Así, lograron imponer el dólar en Ecuador, avanzaron en Perú montándose sobre el odio popular a Fujimori y, aprovechando la situación de virtual cesación de pagos de la Argentina, la fuerzan a aceptar un "blindaje" (garantía para los acreedores) financiero que reforzará su dependencia.

La ofensiva yanqui ha intensificado la disputa interimperialista en la región, al mismo tiempo que, en respuesta a la misma, creció la lucha popular y la lucha por la independencia y la soberanía nacional. Así, rivalizando con el ALCA se han realizado acuerdos con los gobiernos de los países del Mercosur y Europa. Las revelaciones de la crisis política de Perú sobre la injerencia de Japón y Rusia, la inestabilidad de Bolivia, Paraguay y Argentina, donde se han intensificado las contradicciones interimperialistas entre yanquis, rusos y europeos, muestran la complejidad de la situación de la región. En ese contexto, Estados Unidos no ha logrado que las potencias europeas, Venezuela, Brasil y otros países de la región. Además, el bloqueo a Cuba está cada vez más aislado internacionalmente y ha recibido un duro golpe con los acuerdos firmados entre los gobiernos de la Habana y Caracas.

Como respuesta a esta situación, en gran parte de América del Sur se vive un creciente auge de las luchas de los pueblos, de las masas obreras, campesinas, indígenas y populares. Crece la insurgencia guerrillera. En esta región del mundo se agudizan las contradicciones y maduran los elementos de una situación revolucionaria. El área andina y particularmente el vértice noroccidental de sudamérica es, a no dudarlo, uno de los eslabones débiles de la cadena de dominación imperialista. Luego de la restauración capitalista en los ex países socialistas y de la unificación del mercado capitalista imperialista mundial pasó uno de los períodos más difíciles, sino el más difícil, de su historia. Sin embargo, las previsiones de los teóricos del imperialismo y la reacción sobre el fin de la historia de la lucha de clases y la derrota definitiva de las banderas revolucionarias y antiimperialistas han sido claramente desmentidas por la fuerza de los hechos. El nuevo momento del auge de las luchas de las masas obreras, campesinas, indígenas y populares y el avance de las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas de nuestros países así lo demuestran.

En Colombia, donde se acrecienta la lucha guerrillera enfrentando a la reacción colombiana y al imperialismo norteamericano, y también la lucha de los trabajadores, el campesinado y el pueblo. En Ecuador donde el crecimiento de la lucha de clases tuvo sus expresiones más altas en el accionar de los trabajadores, campesinos, indígenas, militares patriotas y demás sectores populares, que derrocó a dos gobiernos burgueses, que como Bucearán y Mahuad estaban al servicio del imperialismo norteamericano y cometieron grandes atracos contra el pueblo. Estos hechos han abierto nuevas perspectivas liberadoras y desarrollado la conciencia revolucionaria y antiimperialista de los pueblos del Ecuador. En ellas ha jugado un papel relevante el PCMLE y otras fuerzas revolucionarias. En Paraguay donde la gran marcha de 40.000 campesinos sobre Asunción levantando la bandera de la Reforma Agraria, la reactivación productiva y la soberanía nacional, conmovió al país y tuvo repercusión internacional. Esto avanzó luego con acciones campesinas que conquistaron con lucha y sangre 17.000 ha. De tierra de manos de los latifundistas. Con luchas de los trabajadores de la educación que doblegando los planes del gobierno mantuvieron derechos sobre la jubilación y las vacaciones y ampliaron sus conquistas de la carrera docente. Y con la aprobación de un Programa de Emergencia Nacional en la que participaron 5.000 delegados obreros, campesinos, profesionales y partidos de izquierda.

En Perú donde la larga y sacrificada lucha democrática y antidictatorial del pueblo peruano hizo posible la derrota de la dictadura entreguista, represiva y corrupta de Alberto Fujimori. Situación que ha hecho posible nuevas condiciones para el avance del proceso revolucionario. En Brasil donde avanzan las luchas campesinas con ocupaciones de tierras, donde se han producido revueltas populares en grandes centros urbanos y se acrecientan las movilizaciones obreras y populares. En Uruguay donde se han realizado recientemente dos paros generales y la gran huelga universitaria con ocupación de las Facultades de la Universidad de la República. En Bolivia donde se han desarrollado grandes luchas campesinas con bloqueos de rutas y un gigantesco movimiento combativo en Cochabamba contra la privatización del agua que conmocionó a la ciudad y al país entero. También se han desarrollado crecientes luchas de los trabajadores y pueblos de Chile contra la superexplotación y opresión capitalista y reaccionaria a que los somete el gobierno socialdemócrata, proimperialista yanqui de Ricardo Lagos, que tras la demagogia desenfrenada aplica con maestría el continuismo institucional y económico (constitución fascista del 80 y el plan económico neoliberal). En Argentina donde se han desarrollado innumerables cortes de ruta protagonizados por miles de desocupados y también por campesinos, ocupaciones de fábricas con puesta en marcha de la producción, como el ingenio La Esperanza, Mocoví, Gip Metal, entre otras, ocupaciones de edificios públicos y donde se han producido grandes puebladas y el reciente paro general activo de 36 hs. Con cortes de rutas, que marcaron un nuevo momento en el auge de luchas populares que vive Argentina. Estas luchas mostraron el crecimiento de las fuerzas revolucionarias, clasistas y combativas que tuvieron un papel importante en las mismas. Esta situación exige la unidad, la solidaridad y la articulación de las luchas contra los enemigos comunes.

Fuerzas socialdemócratas y revisionistas –que en muchos casos están vinculadas a los imperialismos rivales de los yanquis, o que tienen la política de apoyarse en ellos como el "mal menor"- tratan de desviar las luchas de las masas hacia la vía pacífica de la "conquista de espacios de poder", para forcejear "desde adentro del sistema". Esas fuerzas niegan el auge de luchas de las masas considerándolo impotente hasta que no haya una "retaguardia" en la que apoyarse. Teorizan, entonces, sobre un largo período de reflujo en los combates populares; período en el que, según ellas, no hay otra posibilidad que acompasar las movidas del tablero de la disputa interimperialista.

La opresión del imperialismo y de las viejas y nuevas oligarquías sometidas a él, los brutales padecimientos de las masas trabajadoras obreras y campesinas por la crisis económica, las consecuencias nefastas de los planes neoliberales empujados por gobiernos conservadores o socialdemócratas y el papel creciente de las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias que han ido desenmascarando el oportunismo reformista, estimulan el desarrollo y la profundización del auge de lucha de las masas que vive Sudamérica.

Al calor de los combates populares, pugnando por encabezarlos, han crecido en nuestros países las fuerzas antiimperialistas y revolucionarias, y en algunos casos, han ganado reconocimiento fuerzas de vanguardia proletaria marxistas leninistas. Su fortalecimiento –que exige una permanente lucha contra el revisionismo y las nuevas variantes como la tercera vía y su integración a las particularidades del proceso revolucionario de nuestros países- recogiendo las enseñanzas de esos grandes combates e incorporando a sus filas a los mejores luchadores del pueblo, es una tarea que está a la orden del día. Porque su papel es decisivo para que el auge de luchas en curso pueda marchar hacia desemboques revolucionarios, hacia el triunfo de la revolución de liberación, hacia el triunfo del socialismo.

Alternativa Popular de Cambio (Bolivia)
Instituto Mario Alves (Brasil)
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria)
Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE)
Movimiento Popular Revolucionario Paraguay Pyahura (MPR-PP)
Partido Marxista Leninista del Perú (CNR)
Partido Comunista Revolucionario del Uruguay
Partido Comunista Revolucionario de la Argentina

Buenos Aires, 4, 5 y 6 de diciembre del 2000.

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