El 7 de Octubre tuvo lugar en Rusia una huelga general. A pesar de la contra-propaganda del régimen y de la pobre actuación de los organizadores, la Federación de Sindicatos Independientes de Rusia (FSIR), los sindicatos oficiales, y del revisionista Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR), encabezado por Gennady Zyuganov, la huelga general ha resultado de gran relevancia en el proceso de elevación de la disposición revolucionaria de las masas.
Millones de obreros a lo largo de toda la nación dejaron el trabajo y salieron a las calles para expresar sus protestas en contra del presidente ruso, el gobierno y el régimen en su totalidad. En esta ocasión el nivel de auto-organización y el entusiasmo de las masas han desbordado a los organizadores de la huelga general, los sindicatos amarillos y los neo-comunistas del PCFR.
Los sindicatos oficiales tenían únicamente el propósito de reivindicar consignas meramente económicas: reclamar el pago de sueldos atrasados (los sueldos en Rusia son miserables y en muchos casos no se han pagado por mas de seis meses), el pago de miserables subsidios y pensiones, etc ... Las reivindicaciones del PCFR fueron muy similares a aquellas propuestas por los sindicatos oficiales, con la excepción de una tímida consigna de "Yeltsin debe dimitir". Por otro lado, el PCFR ha sido admitido al gobierno por su primer ministro, Primakov. Un miembro del PCFR, Maslyukov, antiguo presidente del Gosplan soviético a finales de la década de los 80, ostenta una posición clave en el gabinete de ministros. El PCFR esta ahora más que nunca involucrado en el gobierno antipopular de Yeltsin, apoyándolo a través de la actividad legislativa de una Duma marioneta del régimen. Los líderes del resto de la llamada oposición de izquierdas en el país, de hecho no hacen mas que hacer seguidísimo del PCFR, no tienen la capacidad política para llevar acabo una lucha política independiente. Por otro lado, millones de comunistas de base y obreros a través de todo el país salieron a las calles con consignas revolucionarias promulgando el derrocamiento del régimen burgués y la lucha por el socialismo, como la única salida a la acuciante crisis que vive el país. Estas consignas han sido promulgadas por numerosas organizaciones de izquierdas en las provincias y por la clase obrera. A este respecto, estas consignas has resultado ser mas revolucionarias que aquellas propuestas por la llamada oposición de izquierdas. Manifestaciones tuvieron lugar en cientos de ciudades a lo largo y ancho del país, llevando a las calles a millones de obreros. A diferencia otras acciones de protesta en el pasado, esta vez millones de obreros salieron a las calles por toda el país de forma organizada y muy activa. Por ejemplo, en Vladikavkaz, la capital de la república de Osetia del Norte, en el sur de la Federación Rusa, mas de 12000 personas salieron a las calles, un numero bastante considerable para una población de 380 mil habitantes. A diferencia de Moscú, donde las acciones de protesta fueron apoyadas por la oposición de extrema derecha, como la de Yuri Luzhkov, el alcalde de Moscú, en Vladikavkaz como en la mayoría de las regiones la huelga general tuvo que enfrentarse a la actitud beligerante del régimen. Muchos estudiantes participaron en la manifestación a pesar de las amenazas de expulsión cursadas por parte de las administraciones de las escuelas y otras instituciones de formación profesional.
La huelga general acontecida el 7 de octubre ha mostrado que el país esta viviendo a través de un período de exaltación revolucionaria. El nivel de organización y conciencia política de la clase obrera esta creciendo día a día. Lo que el movimiento obrero necesita ahora más que nunca es una dirección revolucionaria. Esto tendrá lugar solamente cuando en el país se forme un fuerte partido revolucionario, marxista-leninista, de la clase obrera.
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