De En Marcha
Órgano Central del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador
No. 1129
Del 20 al 28 de febrero de 2002

Foro Social Mundial

Socialdemocracia defiende al sistema

En el Foro Social Mundial la demarcación entre revolucionarios y reformistas es cada vez más visible y plantea dos líneas diferentes y distantes.

En los primeros días de febrero, más de 50 mil personas se reunieron en la ciudad brasileña de Porto Alegre para la realización del II Foro Social Mundial (FSM), cuyo balance deja clara la diferencia entre los que luchan contra la globalización para reformarla y darle un toque humano y los que buscamos vencerla y construir el socialismo. Ello refleja la complejidad del movimiento anti-globalización y la manera en que las corrientes socialdemócratas quieren desviarlo.

Reformas

El FSM tuvo la conducción clara de sectores socialdemócratas y euro-centristas, entre los que destacan el PT del Brasil, Attact de Francia y la Asociación de Empresarios del Brasil por la Ciudadanía. Ellos organizaron una gran gama de eventos y foros parciales, todos con conferencistas cuidadosamente escogidos, sin dar lugar a nuevas intervenciones y contradiciendo el «respeto a la diversidad» de la que hacen gala. Fue notorio, por ejemplo, que no se invitara a las FARC, a Fidel Castro, a las Madres de Plaza de Mayo y otras importantes fuerzas representativas del continente.

Bajo el argumento de que la reunión es de «movimientos sociales y la sociedad civil», por ejemplo, es aceptada una ONG minúscula antes que un Partido revolucionario con fuerza social. Pero la contradicción es evidente cuando entre los invitados se constata la presencia de políticos, diputados y alcaldes, principalmente de Europa, conocidos por apoyar las políticas neoliberales e imperialistas de sus gobiernos. Ministros de Francia, Bélgica y Portugal, presentes fueron rechazados por los delegados de esos mismos países.

Las críticas se multiplicaron además por la monopolización del evento por parte de las ONGs, muchas con financiamiento estatal (Brasil) o internacional (Europa), lo que explica su posicionamiento «light» y hasta populistas compartidas por algunos líderes de la social-democracia, que usan la imagen de izquierda para presentarse. Entre ellos, Lula y el PT que hicieron claros esfuerzos para suavizar el tono de la declaración final, tratando de contentar a los yanquis a quienes se criticaba. El caso más crítico se produjo cuando la CUT dirigida por el PT y Attac buscaban, incluso con la amenaza de retirarse, sostener la teoría de «los dos demonios» argumentando que USA es «el peor de los terrorismos» pero ubicando en esa categoría a pueblos y organizaciones en lucha por la liberación nacional.

Así, la declaración final plantea una lista de reivindicaciones justas, pero sin ninguna referencia a la necesaria lucha por el socialismo, única manera real de enfrentar al imperialismo y su globalización. Esas demandas étnicas, de género, ambientalistas, económicas y generacionales, tienen también el apoyo de los revolucionarios, pero sabemos que son insuficientes, que se requiere la lucha revolucionaria, tomar el poder para construir una nueva sociedad.

Esa diferencia explica por qué en la resolución final no se dice nada sobre la solidaridad con los pueblos del mundo que combaten al imperialismo de Estados Unidos, los países europeos, Japón o cualquier otro. Es una deuda enorme con aquellos que están en la acción y no solo en eventos a los que se da además un ambiente carnavalesco.


Para poder avanzar

La unidad de los pueblos y de las diversas fuerzas opuestas a las expresiones brutales de la dominación imperialista es necesaria y efectiva. Por eso, eventos en los que se posibilita el diálogo y el compartir experiencias, siempre serán positivos, pero siempre y cuando no se excluya a las tesis de los revolucionarios. Además, debe expresarse una posición claramente antiimperialista, muy distinta a asumir una posición a favor de un imperialismo contra otro, como pasó en el FSM de este año. Al leer la declaración final, no se encuentra ni una palabra contra los imperialismos europeos, menos con esa palabra, olvidando su parte de culpa en la guerra de Afganistán y Yugoslavia o en el bloqueo a Irak, desconociendo su aprovechamiento de la deuda externa y su dominio criminal sobre naciones especialmente africanas.

No puede dejarse de lado el espíritu inicial del Foro que fue la lucha por el socialismo como única vía para superar al capitalismo, por el no pago de la deuda, por la solidaridad internacional de los pueblos en lucha. No se trata de combatir algunas evidencias de la brutalidad del sistema, sino de combatir a su causa que es la existencia misma del capitalismo. Por eso es necesario trabajar por la unidad auténtica de los pueblos y sus organizaciones, manteniendo un carácter clasista y de independencia frente a los imperialismos. En esa lucha continuaremos junto a muchos más organizaciones del continente y el mundo, que se expresan en el combate y la propuesta contra el sistema y el imperialismo de cualquier color.

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